Bienvenido al Juego

-Hagan sus apuestas señores, el juego comenzara dentro de 6 minutos-

Todo blanco y negro, el ambiente cargado de alcohól, humo de cigarrillo, sudor y tensión. Aun asi no se escuchaba mas que el sonido de los vasos cargados de fuerte licor golpeteando las mesas y sacudiendolas de a poco. Finalmente se decició. Se terminó de tomar lo que restaba de licor de una sola entrada, una ultima aspirada a su cigarrillo mientras lo apagaba lentamente en el cenicero y dejaba escapar suavemente el humo entremedio de sus sucios labios. Lentamente se paró, y comenzó a caminar hacia la ventanilla de apuestas. Podia sentir las miradas clavandose en su nuca. Todos esos hombres habian ya pasado por lo mismo, por algo se llamaba una casa de apuestas. Este pensamiento le causó un sudor frio que recorrió su palida y delgada espalda. Al llegar a la ventanilla logró mover sus labios, no asi logró algun sonido. Se dió cuenta de que no estaba preparado para apostar, no aun. La idea de dar un paso atras se estaba gestando en su cabeza cuando escuchó que una voz:

-A que numero son sus apuestas por favor

Ya no había vuelta atras, y el lo sabía,una vez que entras no puedes salir.

-Tres millones al numero 8....por favor.

-Como no...El señor no desea repartir la apuesta?, dijo el "bookie" con cara poco amigable.

-N-no gracias, estoy seguro de mi apuesta...creo...jeje

Esas fueron las ultimas palabras que pronunció esa noche.

-Por favor pasen a la sala de carreras, el juego esta por comenzar.

El murmullo de las sillas, los ultimos sorbos, las ultimas aspiradas de humo, los ultimos rezos. Ahora todo queda a la suerte.
Al entrar en la sala, todo lo que te han contado, se hace realidad, todos los mitos, las historias, las imagenes, todo era exactamente como te lo decian: irreal.

Una fila de personas, cada una con un numero en el pecho, entre ellos, el ocho, todos apollados contra una muralla, y a su alrrededor, una multitud espectante por el resultado de sus inversiones.
Se podia sentir el aumento de bocanadas de aire que tomaban por cada minuto que pasaba, espectantes, impacientes, sulfurantes, la tensión de el aire se podia cortar con tijeras, el olor a miedo se podia sentir en lo mas primitivo de el cerebro de los apostadores.
Un tipo se interpuso entre el publico y las personas.

-Silencio caballeros, por favor... todos saben porque estan aquí... osinó, no lo estarian.

(murmullo)

-Bien.. comenzemos!!!

-Señores, tomen sus armas.

Alcanzó a ver como un tipo robusto iba pasando con una bandeja cubierta de armas, todas iguales, un revolver antiguo, de esos a los que se les gira el tambor, 6 balas, suficiente como para matar cualquier cosa viva.

-Dos balas...,solo tienen dos, no las gasten.

-Carguen sus revolveres ahora!.

Solo se escuchaba el sonido de el metal moviendose entre las manos de los jugadores, muchos aguantaban la respiración.

-Giren sus tambores....mas... MAS!!

Se alcanzaba a divisar entre el publico, como hacian girar los tambores de los revolveres por sobre sus cabezas.

-Posiciones!

Formaron un circulo, cada uno apuntaba a la cabeza de el jugador que estaba enfrente, así era el juego, ya no había vuelta atras, y el lo sabía,una vez que entras no puedes salir.

-Cuando esta luz se prenda, ustedes dispararan hasta que mueran o maten a su compañero.

Dijo el juez, apuntando con el dedo a una vulgar ampolleta que colgaba de el techo. Inexplicablemente había luz en la habitación, solo que no provenía de esa.

-Listos!?

Silencio... le pareció que nunca en su vida habia sentido el latir de su corazón, le pareció que nunca en su vida habia aguantado la respiración, le pareció que nunca en su vida habia tenido tantas ganas de vomitar, le pareció que nunc.......se prende la ampolleta.
Solo se escuchan disparos, no puede evitar encoger su cuerpo y buscar un lugar seguro, todo son cortas imagenes captadas por el ojo, todo acaba en unos segundos.
Se siente el olor a polvora en el aire, se escucha el ultimo cuerpo tocar el suelo, ahora solo queda, ver quien ganó el juego.